mayo 30, 2013
Investigadores descubren por primera vez musgos capaces de revivir en
la naturaleza y el laboratorio tras cuatro siglos sepultados bajo un
glaciar. La capacidad de regeneración de la planta sorprende a los
científicos Desde el siglo XX, el fenómeno del retroceso de los
glaciares se ha multiplicado y cada vez son más los científicos que se
acercan a ver qué dejan sobre la tierra cuando el hielo desaparece.
Desde 1960, son muchos los estudios que han dado cuenta de la aparición
de plantas tras el paso del glaciar, pero siempre resultaba que el
material biológico exhumado estaba muerto. Sin embargo, un grupo de
investigadores de la Universidad de Alberta (Canadá) ha dado con un tipo
de musgo capaz de pasar cuatro siglos sepultado bajo una gruesa capa de
hielo y resucitar tras saludar de nuevo al Sol. Este equipo de
científicos acudió a inventariar los restos biológicos que había dejado
el glaciar Lágrima de la isla Ellesmere, en el archipiélago ártico
canadiense. Allí descubrieron estas plantas oscurecidas, que parecían
muertas, salvo porque en algunos extremos mostraban brotes verdes:
tallos que volvían a reverdecer y ramitas que daban testimonio de la
regeneración. Tras analizar su composición, concluyeron que esos musgos
habían estado cubiertos por el glaciar unos 400 años, casi desde los
comienzos de la Pequeña Edad de Hielo que enfrió el hemisferio norte
entre 1550 y 1850. Según explican los investigadores en su estudio,
publicado hoy en la revista PNAS, dieron con cuatro especies distintas
de briofitas —el grupo de plantas que abarca a los musgos— de las que
fueron capaces de generar hasta 11 cultivos in vitro en el laboratorio,
demostrando que se trata de una capacidad de regeneración propia de este
tipo de plantas. Las células de estos musgos tienen la capacidad de
diferenciarse y desarrollar una nueva planta en un proceso análogo al de
las células madre. “Por lo tanto”, escriben, “las células se pueden
apagarse fisiológicamente durante la desecación y revivir cuando las
condiciones son favorables”. De este modo, estas plantas “son candidatos
ideales para experimentos biológicos, especialmente en ambientes
extremos”. Este descubrimiento no sólo evidencia la gigantesca capacidad
de adaptación de estas plantas a condiciones extremas, sino también la
concepción que tenemos de la biodiversidad en zonas colonizadas por el
hielo. “En los ecosistemas polares, la regeneración de tejidos
sepultados por el hielo durante 400 años amplía significativamente
nuestro conocimiento sobre su papel en la recolonización de los paisajes
polares (pasados o presentes)”, aseguran. A la luz de estos resultados,
aquellos paisajes que vuelven a estar expuestos tras el retroceso del
hielo “ya no deberían ser asumidos como estériles”. “En un mundo en
plena disminución de la diversidad biológica, nuestro estudio muestra
que la conservación de briofitas subglaciales sirve como un reservorio
genético desconocido que manifiesta la capacidad de resistencia de las
plantas terrestres y la riqueza emergente de ecosistemas como los
glaciares polares que retroceden”, apuntan.