EL ORIGEN DEL QUINTO SOL

En el principio de la quinta edad, se reunió en medio de la oscuridad una asamblea de dioses en Teotihuacan. Allí se preguntaron y discutieron acerca de quién debía regir e iluminar el mundo; es decir: quién debía ser el sol. Y el dios que se ofreció para serlo fue Tecuciztecatl (Señor de los caracoles); mas como decidieron que debían ser dos los sacrificados, pidieron voluntarios. Y por miedo a la severa tarea que sería transformarse en sol, nadie dio un paso al frente. Entonces decidieron que Nanahuatzin (El bubosillo), un dios feo y buboso hijo de Quetzalcoatl, que discurría distraído, fuera el otro, ya que no había voluntarios. Y él aceptó el reto.

Los dos dioses se prepararon para la ceremonia de la creación del sol y permanecieron en dos torres que para ellos construyeron los dioses y en ellas hicieron penitencia durante cuatro días. Y Tecuciztecatl ofrendaba plumas preciosas y el mejor copal, y espinas de coral rojo en vez de espinas de maguey ensangrentadas. Por su parte, Nanahuatzin ofrendaba ramos pobres de haces de tres cañas, que juntos sumaban nueve cañas, espinas enrojecidas con su propia sangre y bolas de heno, y en lugar de copal, las costras de sus llagas.

Llegado el día señalado, los vistieron con bellos atavíos. Tecuciztecatl recibió un vistoso plumaje llamado Aztacomitl, y Nanahuatzin un aderezo de papel llamado Amatzontli. Y se encendió un majestuoso fuego en el Teotexcalli durante cuatro días. Entonces llamaron a los dioses ante la hoguera. Y como la ofrenda de Tecuciztecatl era más vistosa, le concedieron el honor de saltar primero al fuego. Hasta cuatro veces lo intentó, pero el terrible ardor de las llamas y el miedo le hicieron arrepentirse. Estaba escrito que sólo podría intentarlo cuatro veces, así que cedió su turno al buboso, que por cierto, no dudó un segundo y se arrojó de inmediato a las llamas con los ojos cerrados. Avergonzado de su propia cobardía, Tecuciztecatl se arrojó al fuego después que Nanahuatzin y también fue consumido.
Después se arrojó un águila y sus plumas quemadas se oscurecieron. Tras ella se precipitó al fuego un tigre, pero no se quemó del todo y salió con la piel manchada por las marcas de las llamas.

Una vez calcinados los cuerpos, los dioses esperaron la salida del sol, pero como no sabían por dónde habría de surgir, miraban en todas direcciones. Sólo Quetzalcoatl (Serpiente emplumada) y Tezcatlipoca (Espejo humeante) adivinaron que nacería en oriente, con el resplandor del alba del primer día. Y cuando salió Nanahuatzin se asombraron de su brillo y resplandor. Poco después salió Tecuciztecatl transformado en luna, y brillaba casi tanto como el sol. Los dioses se contrariaron porque eran demasiado brillantes. Entonces decidieron quitarle brillo a Tecuciztecatl, y para ello se valieron de un conejo que uno de ellos arrojó a la luna, dejándole grabada su huella en el rostro plateado del astro, con lo que se oscureció bastante.

Y como los astros estaban fijos en el cielo, los dioses, insatisfechos con su creación, se preguntaron si tendrían que vivir para siempre bajo la luz insoportable del sol y la luna juntos. Como no debía ser así, decidieron morir todos y hacer que el mundo resucitara tras su muerte, y una vez decididos, el viento los liquidó a todos. Pero uno de ellos, Xolotl, se resistió a morir y se escondió entre los maizales, convirtiéndose en una milpa de doble tallo; pero fue descubierto por el viento y huyó de nuevo y se escondió entre los magueyes, convirtiéndose en maguey de doble cuerpo; pero el viento lo encontró nuevamente y entonces se transformó en un pez llamado Axolotl, pero fue encontrado una vez más y ya no pudo escapar y en ese momento entregó su existencia.

Pero pese a la muerte de los dioses, ni el sol ni la luna se movieron de su lugar en el cielo. Entonces el viento decidió impulsar al astro solar hacia occidente y así fue que comenzó a moverse. Más tarde la luna inició su camino tras el sol, pero a gran distancia de él, de modo que brillaría durante la noche, mientras que el sol lo haría durante el día. Y en su camino, los astros ya no habrían de detenerse hasta el final de la quinta edad.

QUINTO SOL AZTECA

Concepto relacionado con las culturas americanas originarias.
La nueva humanidad corresponde, cercanamente, a un antiguo mito Azteca y Maya llamado Ollin Toniatiuh, o el mito del Quinto Sol.
De acuerdo a los antiguos códices, canciones e historias tradicionales, hubo cuatro soles antes del sol actual.
Cada Sol correspondía a uno de los cuatro elementos primordiales: agua, tierra, fuego y aire, y con cada ciclo, había una nueva tierra con su flora y fauna, y con su nueva humanidad.
Cada uno de estos ciclos terminaba con un cataclismo durante el cual toda la vida fue destruida, para que pudiera renacer, mas evolucionada.
Con el Quinto Sol, conocido también como el Sol de Quetzalcóatl, los dioses plantaron la semilla de una nueva humanidad en la Tierra que seria gobernada por el propio legendario Quetzalcóatl.
En el momento del nacimiento de Quetzalcóatl, los sabios ancianos, que también eran guerreros Toltecas, profetizaron que la única forma de sobrevivir al cataclismo final de cada ciclo milenario era tener sabiduría y un corazón tan firme como una roca.
Para la cultura Mexica, la "Creación" consistía en una sucesión de varios mundos, los cuales ya habían sufrido unas anteriores destrucciones. Quetzalcóatl es el creador del Quinto Sol, que consistían en el movimiento que permitía al Cosmos volver a su ciclo y así que el sol girase de nuevo –Movimiento Ollin-.La función entonces de la existencia humana es volverse a unir con ese UNO perfecto. Así, Venus abre y cierra los ciclos cósmicos tal y como hace Quetzalcóatl al revelar a los seres humanos el conocimiento al inicio del Quinto sol y prometiendo su retorno para cerrar el ciclo, lo que permite que Moctezuma asuma que Cortés y los españoles , "venidos allende al mar con enormes venados sin cresta", sean –o sea— Quetzalcóatl. Cristo se compara en el Apocalipsis, 22,16, con Venus: "Yo soy el lucero brillante de la mañana". Quetzalcóatl, muere por robar los huesos que le permitirán crear a la humanidad al caer en un hoyo, tres días después resucita por sí solo para darle forma y vida a los nuevos seres humanos.

En Teotihuacán, "Ciudad de los Dioses", llamada así por los aztecas al redescubrirla, pensaban que ahí había nacido el Quinto Sol, en el cual, según, todos los dioses habían participado –El Movimiento-. Dato curioso que los Teotihuacanos, al igual que los cristianos, tenían una cruz: representando los cuatro puntos cardinales, que correspondían a una de las divinidades rectoras de los cuatro ángulos del mundo. Los cuatro puntos cardinales rodeando al Quinto Sol, es decir, tras el sacrificio de los dioses, los cuatro elementos primordiales correspondientes a los 4 soles procedentes. El culto de Quetzalcóatl nació en Teotihuacán, pero se extendió a los aztecas con el tiempo. Lo que se sospecha con muchísimas fuentes históricas, es que Quetzalcóatl era en realidad un hombre de gran carisma y espiritualidad, que se transformó en mito, tal y como sucedió con Cristo.